Texto leído en la charla inaugural del segundo Festival Americano de Poesía en Hurlingham. En ella Facundo Ruiz y Tatiana Nascimento conversaron en torno a la premisa “Cuánto mide América. Bases, estrategias y horizontes”.
por Facundo Ruiz
Los loros de Hilario
Hace unas semanas, en los diarios, apareció la noticia de que Hilario Ascasubi, el pueblo bonaerense, había sido invadido por loros. Se calculaba entre 11 y 12 loros por habitante. En el pueblo de 6000 habitantes, serían entre 66 y 72 mil loros. Día y noche. Los loros se comían los cables, nublaban el cielo y no dejaban dormir a nadie. Especialmente difícil, comentaban, era cualquier cosa entre las 8 y las 12 de la noche. Como Hilario Ascasubi es también un poeta, enseguida pensé que había ahí –condensado– un preciso estado de la cuestión. Transformar el parloteo de loros en twitter, condensar en twitter las redes de una sociedad virtual (que se come los cables, nubla el cielo y no deja dormir) no resultaba el desafío, aunque era justo. No era eso. Y el problema de los loros era culpa del desmonte, otro problema. ¿Qué de la poesía, de la literatura hoy, aparecía ahí? No era un mapa claro. Y quizá fuera simple, pero exactamente eso. Hoy el mapa de la poesía, de la literatura, no es claro. Cuando Inodoro Pereira se ve amenazado por los loros, suele seguir el consejo de Mendieta, que le dice, invariable: negociemos, don Inodoro. Y sin duda, hoy el mapa de la poesía, de la literatura, hay que volver a negociarlo. Pero no creo que sea este encuentro, este segundo Festival Americano de Poesía en Hurlingham, el lugar para eso, ni su intención. En todo caso, a ninguna negociación se va sin una base o estrategia y, sobre todo, sin un horizonte de acción. Y ojalá para eso pueda servir este encuentro.
Aristóteles en Bolivia
Hay una línea punteada que va de Aristóteles a García Linera. El griego dice que la poesía es, a diferencia de la historia, la que se ocupa de lo posible de ocurrir, más que de lo ocurrido; el boliviano dice que la política es, históricamente, el arte de correr el límite de lo posible. La línea punteada dice que la poesía es el arte de hacer ocurrir históricamente otra cosa. La línea punteada dice que el verso es el límite histórico que hay que correr políticamente. Esa línea punteada es cada vez más difusa. Pienso que esa imprecisión es política y artísticamente el mapa que no tenemos. Pero pienso, también, que el mapa es sólo una poética de la estrategia. Y la estrategia, una política de lo posible. Hoy parece el tiempo de lo imposible. Hoy ya nada parece como fue y todavía nada se parece a como será. Hoy, otra vez, es el tiempo del ya no/aún no. Para darme ánimo, a veces pienso que, matemáticamente, menos por menos es más. Pero política, poéticamente hoy la matemática tampoco es clara. En todo caso, pienso que ese ritmo (ya no/aún no) tendrá, tiene, la poesía del mapa próximo. Porque ese ritmo (ya no/aún no) es el de una línea punteada.
América
Gramsci dice que ninguna coyuntura es enteramente coyuntural. Que en toda coyuntura residen o resisten temporalidades varias, algunas de larga data, otras próximas. Pienso que en ese elemento no coyuntural está la comunidad de partida. Y que la poesía debe hoy encontrar (inventar o atender) esa comunidad de partida. Esa temporalidad no coyuntural es hoy, para la poesía, una urgencia mucho más necesaria que la evaluación de la coyuntura. Porque ahí reside o resiste la comunidad de llegada. Esa comunidad de llegada no es una utopía. Es una hipótesis. La traducción da una idea de esto: no hay traducción de la nada, se traduce algo, y ese “algo” es otra cosa y también la comunidad de partida: esas voces, esa gente, esas ideas. Ese mapa. Pienso que la comunidad de partida es América. Y en América, los populismos. Y en Argentina, el peronismo. Y en el peronismo, el kirchnerismo. Y en el kirchnerismo, dos décadas: una que llamamos ganada, la otra –a cumplirse el año que viene– que recuerda que ninguna hegemonía es enteramente hegemónica. Temporalidades varias, elementos no coyunturales. Pienso que hoy una poesía que atienda o invente esa comunidad de partida no tendrá la forma de un mapa, pero sí dispondrá el verso como línea de horizonte. Una línea de horizonte no es una metáfora romántica ni la brillante idea de vanguardia, es lo que apenas se ve cuando se está lejos del destino pero se sabe a dónde ir. Pienso que en esas líneas de horizonte será donde se escuche la comunidad hipotética o de llegada. Que es América, otra vez, porque América siempre fue la hipótesis. Y porque ninguna América hoy es enteramente la próxima.
En abril del 2022, la revista Parnasszus de Budapest, a través de la traductora y crítica Mercédesz Kutasy, entrevistó a uno de los editores de Rapallo, Facundo Ruiz, por la publicación de la resistencia ordena (Ascasubi, 2021), parte del cual fue traducido al húngaro en el número 2 (2022). Compartimos fragmentos de la entrevista.
Mercédesz Kutasy: ¿Cómo es el ambiente de la poesía joven en Buenos Aires? ¿Qué tendencias hay, quiénes son las voces más destacadas? (De ellos pediré también algunos textos, también de vos. Me tocará traducirlos luego, por favor, sé piadoso conmigo.)
Facundo Ruiz: Quizá hoy no haya un ambiente, sino varios. Más o menos dispersos, más o menos virtuales, más o menos conectados en actividades circunstanciales y de frecuencia irregular. Algo así como ambientes atómicos, celulares. Y no hay inocencia política en eso. La concentración editorial monopólica que se consolidó a fines del siglo XX hizo buena parte. Pero la multiplicación de editoriales, medianas o pequeñas, surgidas en Argentina desde la crisis de 2001 también es parte de este fenómeno. Porque es bien sintomático, sobre todo en lo que hace a poesía: no se multiplicaron las revistas de poesía sino las editoriales de poesía. Y una editorial y una revista no solo no son lo mismo, lo que es verdad de Perogrullo, sino que pudiendo acompañarse o impulsarse tienden –hacen a las tendencias– de manera distinta: una editorial es un proyecto que también es un catálogo, porque para un texto o una voz es punto de llegada (aceptación, edición) y punto de partida (publicación, publicidad).
En cambio, una revista es punto de cruce, pasajes y alianzas, casi un contra-catálogo y sobre todo una articulación de proyectos. No trabaja delimitando un territorio (proyecto, catálogo) sino redibujando o enlazando fronteras: voces, estilos, ideas, formas. La revista tiene la forma de un mapa dinámico y siempre en disputa. Editoriales como Vox, de Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos Aires, y revistas como el Diario de poesía (1986-2012), de la ciudad de Buenos Aires, ejemplifican un poco esto: porque Vox actuó como una revista más que como una editorial, articulando proyectos no sólo literarios y poniendo en crisis viejos catálogos con sus ediciones que pasaban a ser como “documentos” de esa experiencia, que de alguna manera eclipsaron el “proyecto editorial”, y eso le dio una impronta muy singular. El Diario de poesía fue una revista que justamente se planteó redibujar las fronteras, incluso la que separaba poesía y periodismo, a punto de venderse en los puestos de diarios, en tiradas inéditas, y tener un diseño tabloide, y su efecto fue notable en el rearmado del mapa de poesía en Argentina.
Por allí pasó, célebre pero no muy sustanciosa, la polémica neobarroco vs objetivismo; y en el Diario se halla un punto insoslayable para pensar la difusa categoría de “poesía de los 90”, que describió parte de las tendencias del fin de siglo y alentó varias de las que inauguraron el siguiente. Pero con el tiempo el mapa del Diario se fue asentando, quizá fuera inevitable en una revista de tan larga duración, en algo que tendía al catálogo y a cierto proyecto más unívoco o menos articulador de proyectos, y podríamos decir que se “editorializó”. En fin. En esta atomización que decía hoy escucho mucha poesía más contada que cantada, una poesía afónica, de pareceres más individuales que singulares, una poesía de opinión y no de hipótesis. Y veo que lo mejor se produce cuando las fronteras se corren o articulan, cuando se trama con otras, por ejemplo políticamente, que siempre es un riesgo pero que si no se corre –el riesgo y la frontera– poco es lo que puede pasar, poco es lo que puede aparecer. En el cruce, en el borrón deliberado, en la red (no virtual) es donde algo se desatomiza y el mapa canta.
MK: ¿Qué eventos hay en la Argentina que se relacionan con poesía?
FR: En relación con lo que decía antes, creo que están por un lado los eventos que involucran y alientan a la poesía, como son últimamente las ferias de editoriales independientes, multitudinarias y variadas, y como han sido siempre los concursos de poesía, más o menos institucionales. Y por otro lado están los eventos que surgen de los y las poetas y que, sea en lecturas o encuentros, van haciendo crecer los públicos, temas y circuitos de la poesía. Y está también, en menor medida pero en crecimiento, la Universidad, que con el enorme desarrollo de la relación entre ciencia y literatura en el siglo XXI podría convertirse en factor clave, pero lo veo aún en proceso y con muchas cosas que definir. En este contexto, con Rapallo, además de hacer la revista misma, hemos intentado pensar nuevas vías o renovar viejos caminos. Así, por ejemplo, organizamos un concurso de poesía en 2020, una vía “típica”, pero a través de la cual apareció, contra lo que esperábamos, un caudal enorme de textos, voces y lugares con los que todavía estamos dialogando y planeando actividades y publicaciones. También armamos en 2021 el primer Rapallo conversa, una vía “nueva”, que surgió como idea de poner en diálogo, tratar de articular, ya no tanto a los poemas y a los poetas –como hacemos usualmente en la revista– como sus ideas y situaciones geopoético-políticas. Es decir, planteamos una conversación que articulara poesía e historia, una convergencia de mapas y de “estados de la poesía” hoy. Allí participaron: María Salgado (España), Violeta Kesselman (Argentina), Carlos Regueyra Bonilla (Costa Rica), Laura Jaramillo (Colombia-EEUU) y Gabriel Cortiñas (Argentina). Ahora, en términos de “evento”, quizá lo más singular sea el próximo Festival Americano de Poesía que está organizando la Secretaría de Cultura de Hurlingham, en la Provincia de Buenos Aires, y que reunirá a poetas de distintos lugares de América y de Argentina, articulando voces y territorios. No es muy frecuente en Argentina, menos en los últimos años, un evento así, que apuesta deliberada y estratégicamente a reconstruir un diálogo americano, con la poesía como articulador, lo que me parece muy necesario, además de alentador.
MK: También tenés un seminario de poesía en la UBA. ¿Por qué es importante para vos esta asignatura? A la hora de enseñar, ¿te ayuda que sos poeta y percibes los fenómenos desde adentro también?
FR: Desde hace unos años, en la Argentina puntualmente desde 2003, la relación entre ciencia y literatura se ha vuelto más cotidiana. Y no es infrecuente, por ejemplo, que los y las poetas hagan su obra mientras hacen un doctorado o una maestría sobre poesía. Eso es, en el panorama de la poesía, una novedad. No lo es que quien escribe dé clases ni que investigue. Sí lo es que la práctica de la poesía esté tan cerca de la práctica de la investigación. En ese sentido, como decía antes, a la universidad le toca en el nuevo panorama un papel no menor. Pero muy poco definido todavía. Entonces dar un seminario sobre poesía, poner a discutir el estudio de la poesía, incluso si hay que estudiar poesía para “entenderla” o si estudiar poesía “ayuda” a los y las poetas a hacer mejores poemas, me parece importante.
Desmitificador sobre todo: el “misterio”, la “dificultad” de la poesía en la mesa de disección de un seminario, en la mesa de discusión de una clase, en el ir y venir de lecturas, ideas e historias distintas. La poesía, es vox populi, a nadie le parece fácil. Y esa dificultad es elocuente, muy elocuente. ¿Por qué es difícil la poesía cuando la leemos y no cuando la escuchamos en una canción? ¿Desde cuándo nos importa más la biografía de quien escribe poesía que de quien escribe narrativa o ensayo? ¿Qué clase de “plus-valor” atribuimos a la poesía para que la palabra “poética” haya pasado a ser un talismán o abracadabra, el corazón en las tinieblas del arte: poética del cine, poética musical, poética teatral, poética de la literatura, la poética del impresionismo, una poética del erotismo… y por supuesto, hay goles poéticos, lógicamente, solo de Maradona? En fin, ese “oscuro objeto del deseo” pensado y tratado como un “objeto de estudio”, es decir, objeto de una práctica científica, como nunca dejó de ser, al menos desde Poética de Aristóteles, quizá hoy pueda abrir y esté abriendo otras posibilidades para la práctica y el pensamiento de la poesía. No considero a nadie fuera de la poesía, pero la poesía no hace sentir adentro a todxs. Y eso tampoco es novedad. Tampoco es novedad que por la poesía y con la poesía pasa “otra cosa”. Esa “otra cosa” nunca fue “la misma cosa”. Hoy la cercanía novedosa de ciencia y literatura, especialmente en lo que hace a poesía, quizá permita encontrar nuevos caminos para habitar ese territorio, para recorrerlo, y en esa búsqueda, un seminario solo dedicado a la poesía, a estudiar poesía, sus problemas formales y teóricos, históricos y prácticos, geográficos y lingüísticos, me parece importante.
MK:Pregunta clave: ¿es traducible la poesía?
FR: ¿Y si no fuera traducible? Tristeza. De pronto lo pienso como algo relativo a la alegría, una condición incluso: queremos que eso que queremos –escuchar, leer, comprender, disfrutar, compartir: eso que nos alegra– sea con nosotros también. Quizá la clave sea también. Porque entre la alegría de quien traduce y la de quien es traducido está también la inmensa alegría de quienes participamos de eso, de la traducción. La traducción es una manera de la participación. De ahí su vector político. ¿Quién puede participar? Y cómo. Además de poner en cuestión la idea de origen, de original, de aura, esa pretendida pureza. La traducción hace del origen apenas un comienzo, historiza, y entonces decimos (y elegimos) tal traducción o tal traducción, ésta y su sentido entonces, aquella y su sentido ahora, etc. Arma mapas. Y entonces deliberadamente coloca la poesía en la historia.
Porque quizá la poesía sea un metalenguaje, alguna lo es; pero la traducción es sin duda metalenguaje: interpretación de interpretación, texto de texto, voz de voz. La traducción es historia de la poesía también. Alegría también. Participar también. Y no hay una única forma de participar. Tampoco una única forma de estar en/con la poesía. Y quizá por eso sea el camino más rápido para la tristeza del poema: la mala traducción, la que descompone el vínculo, la que no deja participar, del poema, de la voz ahí o así, de eso que, también, alegra. La traducción es una manera de poner en contacto, de hacer o entrar en contacto. La poesía también. Las buenas traducciones son como los buenos bares: vas y te alegrás de estar ahí, tampoco en los bares se comprende todo, pero entrás, estás, y algo aparece. Vos me presentaste a Faludy, traducido, y me alegré. En húngaro no hubiera podido encontrarme con él. ¿Te acordás que en una de las charlas que tuvimos junto a tus estudiantes alguien dijo que estaba leyendo una traducción de no recuerdo qué libro y dijo “pero no alcanzo a escuchar el texto, como que noestá lo que se está traduciendo, y solo leo la traducción”? Me pareció una idea genial. En ese momento pensé que decía: bailan dos y solo uno está en la pista de baile. Triste. Está el poema. Y la traducción, también. Alegría. La traducción hace del sonido un texto posible, la poesía hace del sonido una voz cantante. Están, ambos, en el aire. Hay que soplar, como en los cumpleaños las velitas de la torta, y quizá se cumplan los deseos.
Con eventos presenciales de apertura y cierre, y tres charlas de manera remota, Rapallo llevará adelante una semana de conversaciones con invitados especiales de Argentina, España, Estados Unidos y Costa Rica.
La invitación es a poner en diálogo los mapas, las políticas y las prácticas de la poesía, esa que hacemos al escribir y leer, al editar y recomendar, al actuar y proyectar. Con mapas, políticas y prácticas proponemos pensar ciertas líneas matrices –pero no exclusivas– para un intercambio y nos referimos, puntual pero no únicamente, a aquello que articula nuestra poesía y nuestra historia: los mapas que traman, diseñan o entrampan la poesía, sea en textos o ideas, en genealogías o geografías, construyendo recorridos o planos posibles para sus prácticas y políticas; las políticas que concretan o desean una poesía, en actividades o grupos, en publicaciones o instituciones, habilitando o cuestionando sus mapas y prácticas; y las prácticas que encarnan o trazan la poesía, desde la escritura y sus rituales a la conversación y sus murmullos, sin los cuales ni mapas ni políticas serían tales.
Violeta Kesselman – Usos de la lectura y la escritura
Cómo juegan el leer y el escribir en una agenda que tiene un objetivo: tratar de plasmar una subjetividad política, sin miedo a la ingenuidad o al cinismo. Hay que confiar en que el texto, además de formular preguntas, puede ofrecer hipótesis nítidas sobre el presente.
Violeta Kesselman nació en Buenos Aires en 1983. Publicó Intercambio sobre una organización (Blatt & Ríos, 2013) y Morris (Palabras Amarillas, 2019). Junto a Ana Mazzoni y Damián Selci compiló La tendencia materialista. Antología crítica de la poesía de los 90 (Paradiso, 2012).
Carlos Regueyra Bonilla – Mapa. Un sobrevuelo
Se trata, primero, de un recorrido histórico, valiéndose de la memoria de cuatro ancestros, y geográfico, como un sobrevuelo por cuatro regiones, que quiere desbordar las fronteras literarias y las del país para dar cuenta, de manera arbitraria, de algunos aspectos culturales acerca de Costa Rica, para derivar en la reseña de algunos textos específicos que resultan de interés por la expansión que figuran sobre el campo literario local en diferentes direcciones.
Carlos Regueyra Bonilla nació en San José, Costa Rica. Es zurdo. Lee, a veces escribe e intenta aprender chino mandarín en las madrugadas para leer a Mo Yan en su lengua original algún día. Entre 2015 y 2019 produjo un programa de radio sobre literatura llamado El placer del texto. Su novela Seis tiros ganó el Premio Joven Creación de la Editorial Costa Rica en 2016 y algunos de sus cuentos, poemas y ensayos han sido publicados en diversas revistas impresas y digitales.
María Salgado – poética 021 / 1
En una canción del segundo disco de Kendrick Lamar en un momento dado dice “listen to the story” a quien lo escucha. La historia que va a contar en good kid m.A.A.d city es la de unos momentos fundacionales de su vida y, por lo tanto, de dónde viene parte del flow con el que cuenta eso que canta. A la invitación de Rapallo de compartir aquello que articula nuestra poesía, a mí me gustaría responder contando la historia de los varios mezclados y a menudo heterogéneos flujos de poesía con los que conecté mediante la escucha y la lectura para hacerme un mapa para-nada-nacional de prácticas de escritura con los que intentar hacer la mía en conversación con un montón de amigxs no sólo poetas sino también músicxs y performers con quienes fui creciendo en la composición, siempre orientada por el deseo de algo así como multiplicar el deseo de algo así como. Un cambio. De la línea genealógica de la vanguardia a la del queer y el feminismo, de la del siglo de oro y edad media a la de euraca, además de los dos nombres de dos ejes o zonas de investigación con los que intenté explicarme esto, Lírica y Analírica, me gustaría hablar con Rapallo.
María Salgado. Madrid, 1984. Poeta, performer e investigadora en poesía y poética contemporáneas. Trabaja con el lenguaje como material de textos, audiotextos y acciones. Ha publicado cinco libros de poesía, entre ellos 31 poemas (publicado en Argentina por Danke), ready (publicado en Argentina por Club Hem), Hacía un ruido. Frases para un film político y Salitre (que saldrá en Taller Chapita). En otoño de 2022 la editorial Akal publicará El Momento Analírico. Una historia expandida de la poesía en España de 1964 a 1983, ensayo sobre poéticas orientadas al lenguaje en la poesía y el arte de los 60 y 70. Desde el año 2012 trabaja con el compositor Fran MM Cabeza de Vaca en el cruce entre lenguaje, música y escena. Forma parte del grupo de investigación Seminario Euraca, un dispositivo de lectura, escritura y pensamiento colectivo que ha tenido varias sedes en Madrid y edita la revista L/E/N/G/U/A/J/E/o.
Laura Jaramillo – La poesía norteamericana después de la privatización
Hago un recorrido breve por las corrientes de la poesía contemporánea norteamericana desde el año 2000 hasta ahora, prestando atención a los cambios en la literatura impulsados por la gentrificación de las ciudades y la violencia policial desenfrenada. Trazo unas líneas resistentes de poesía contra un trasfondo de privatización cultural y económica masiva, incluyendo varios proyectos editoriales recientes que ilustran una ética alternativa a la que domina la industria editorial moribunda de los Estados Unidos.
Laura Jaramillo es una poeta neoyorquina-colombiana que vive en Durham, Carolina del Norte. Es autora de los libros Material Girl (2012) y Making Water,que será publicado en marzo de 2022 por Futurepoem. Recibió su doctorado en teoría cultural y cine en Duke University. Co-organiza Paradiso, una serie de poesía en la discoteca Nightlight, en Chapel Hill, Carolina del Norte.
Gabriel Cortiñas – De dónde hacia dónde estar
¿Cómo se conecta el o los mapas con la propia práctica poética? El ritmo, el poema y el campo cultural leídos o escuchados desde una táctica. La misma que evidencia los mapas; tanto aquellos que se tejen por afinidad como aquellos que pretenden ocultarse bajo el velo colonial de la autonomía del arte.
Gabriel Cortiñas (Buenos Aires, 1983). Publicó los libros de poemasLa recidiva (Segovia, 2019),Pujato(Premio Casa de las Américas, La Habana, 2013),Hospital de campaña (Premio Internacional de Poesía Margarita Hierro, Madrid, 2011),Brazadas (Bs. As., 2007) y el ensayoCuaderno del poema (Bs. As., 2017). Graduado en Letras por la Universidad de Buenos Aires, en la actualidad se encuentra haciendo un doctorado sobre la obra de Pablo de Rokha. Pertenece a la cátedra de Poesía Universal I de la Universidad Nacional de las Artes y es coeditor de la revista literariaRapallo.
Desde el 17 de febrero hasta el 1° de junio, recibimos 339 obras concursantes en el I Premio Rapallo de poesía 2020. Son 339 libros inéditos de poemas que vienen de distintas partes de América y más allá: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, España, Estados Unidos, Guatemala, Italia, Irlanda, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay, Venezuela.
Son 8 las obras finalistas entre las 339 que se presentaron al concurso:
Arqueologías – Seudónimo: “Adolfo”
Aventuras de BitBot, Aman y Llá – Seudónimo: “mudita2”
Maples – Seudónimo: “Pedro Ángel Sierra”
Musguito sin luz – Seudónimo: “Llembario”
Nadar en pedazos – Seudónimo: “El Ahogado”
RADIO [de agua de calzón toloache y otros embrujos en AM & FM] – Seudónimo: “Rosaria Buenaventura”
Rosa pájaro – Seudónimo: “Bunny Boy”
Terapia con animales – Seudónimo: “Molly Marrolli”
Rapallo reunió como jurado a tres poetas de distintas partes del mundo, que pertenecen a tres generaciones literarias diferentes: Martín Gambarotta (Buenos Aires), Luz Pichel (Pontevedra) y Legna Rodríguez Iglesias (Miami).
A fines de septiembre, Rapallo hará público el fallo del jurado: la elección de 1 obra ganadora, que será publicada en papel en el 2021, y de menciones especiales.
Legna Rodríguez Iglesias
Trabaja en sus labores. Escribe una columna irrelevante en la revista digital El Estornudo. Obtuvo el Premio Centrigugados de Poesía Joven, España, 2019; el Paz Prize, otorgado por The National Poetry Series, 2016; el Premio Casa de Las Américas, teatro, 2016; y elPremio Iberoamericano de Cuentos Julio Cortázar, 2011. Es autora de varios libros como Mi pareja calva y yo vamos a tener un hijo, poesía, Ediciones Liliputienses, 2019; Spinning Mill, poesía, CardBoard House Press, 2019; La mujer que compró el mundo, cuento, Editorial Los Libros de La Mujer Rota, 2017; Mi novia preferida fue un bulldog francés, narrativa hispana,Editorial Alfaguara, 2017; Miami Century Fox, 51 sonetos, Akashic Books, 2017; Transtucé, poesía, Editorial Casa Vacía, 2017; Si esto es una tragedia yo soy una bicicleta, teatro, Casa de Las Américas, 2016; Chicle(ahora es cuando), poesía, Editorial Letras Cubanas, 2016; Mayonesa bien brillante, novela, Hypermedia Ediciones, 2015; No sabe/no contesta, cuento, Ediciones La Palma, 2015; Las analfabetas, novela, Editorial Bokeh, 2015; entre otros.
Nació en Buenos Aires en 1968. Publicó los libros de poesía Punctum (1996, Premio Diario de Poesía), Seudo (2000), Relapso+Angola (2005) y la plaqueta Para un plan primavera (2011). Fue editor del sitio poesía.com (1996-2006).
Martín Gambarotta
Luz Pichel
Nació en 1947 en Alén (Lalín, Pontevedra), una pequeñísima aldea de Galicia. Alén quiere decir “más allá”, y también quiere decir “el más allá”. Allí aprendió a hablar dentro de una lengua que podría morir pero no quiere. Los que hablan aquella lengua piensan que siempre son otros los que hablan bien. Es autora de los libros de poesía El pájaro mudo (Ediciones La Palma, 1990; I Premio de poesía “Ciudad de Santa Cruz de la Palma”); La marca de los potros (Diputación de Huelva, 2004; XXIV Premio hispanoamericano de poesía Juan Ramón Jiménez); Casa Pechada (Fundación Caixa Galicia, 2006, XXVI Premio Esquío de Poesía); El pájaro mudo y otros poemas (Universidad Popular José Hierro, 2004. Reúne este libro la reedición de su primer poemario junto a nuevos trabajos como Ángulo de la niebla, Cartas de la mujer insomne y Hablo con quien quiero). En 2013 publicó cativa en su lughar/casa pechada (Col. diminutos salvamentos, ed. Progresele, Madrid); en 2015, tra(n)shumancias (Col. eme, ed. La Palma, Madrid . Su último libro hasta el momento es CO CO CO U (La uÑa RoTa, 2017).